sábado, 30 de mayo de 2015






La congoja de verlo tan expuesto,
de corcho, a la carcoma.

La sonrisa de quien
lleva siglos comprendiendo.

Las manos,
por vez primera las manos,
tomándole
serenamente
el pulso a la madera.

Y el buen tiempo.

Y ese empeño en hilar
el haz de cuentas de la luna.

Y esa hilazón de fósforos
avivando
alardes en las ascuas consumidas.

La congoja,
decía,
la congoja.



                                         - de Alquimia -

Ilustración:  La noche, óleo de Ángela Gavilán


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