sábado, 30 de mayo de 2015
La congoja de verlo tan expuesto,
de corcho, a la carcoma.
La sonrisa de quien
lleva siglos comprendiendo.
Las manos,
por vez primera las manos,
tomándole
serenamente
el pulso a la madera.
Y el buen tiempo.
Y ese empeño en hilar
el haz de cuentas de la luna.
Y esa hilazón de fósforos
avivando
alardes en las ascuas consumidas.
La congoja,
decía,
la congoja.
- de Alquimia -
Ilustración: La noche, óleo de Ángela Gavilán
sábado, 25 de abril de 2015
madurez
Llegó a decir que la única diferencia entre el rock de AC/DC y la obra sinfónica de Gustav Mahler, gigas aparte, era de pura circunstancia. Años después, repetía que no recordaba haber sido tan loco, o haber estado alguna vez tan borracho.
Mal presagio, no hay duda,
el carnaval convertido en fiesta de niños;
pero aún peor mi presencia
entre los que observaban el desfile.
-de Quinto Movimiento-
sábado, 28 de marzo de 2015
Poema XI de Primeras Impresiones
El sol de junio se ovilla en geranios.
Sobre los pinos,
ceniza separa del cielo la tierra.
Silban gorriones.
Poco importa
si nadie dirige la vista hacia esa nube
y en este mismo instante
piensa en mí.
O que no quede huella
de las voces del desván, las más amadas,
ni palabra
que cae en el cemento blando, y fragua:
poco importa.
Pasa una cigüeña, la única respuesta.
Pasa una cigüeña, un tobogán, no sé.
Niño no hagas esto. Niño
no hagas lo otro.
-de Poemia-
caligrafía de XLV
sábado, 28 de febrero de 2015
si quieres estar allí
Si llega y trae consigo el abrazo de la sierpe,
y cuece pescado para la cena,
y recita versos que no conocen lo que llaman
la miseria de la página
Si tienes la sensación de estar observando
cómo sueñas, cómo despiertas, cómo caminas,
cómo hablas y tus palabras al momento
huyen por las cavernas ásperas del aire
Si un armadillo cruza la habitación
cuando más encendidos
estaban los cuerpos jóvenes de la fotografía
Si quieres estar allí,
en la playa, en silencio, desnudo
con el mar
(sin título)
-de Quinto Movimiento-
lunes, 2 de febrero de 2015
A veces uno no se sabe,
sino como víscera
ardiendo perpetuamente,
precisando del roce atroz
de la piel y del verso
troceado
para realzar matices.
Sin embargo, se es
y se sigue
-descuidado el por qué-
enlazando adjetivos.
Se es
caminante que porta ardor
y desasosiego a cuestas.
Todo hacia arriba,
hacia infinitos
de huesos y cenizas,
con el desconocido
a quien llevan
nuestros zapatos.
-de Alquimia-
fotografía de Arturo Sanz
domingo, 4 de enero de 2015
itinerario
Cuando el sol hincaba los primeros
arpones del día en los abrojos,
hora brusca e imprudente,
bajaban decenas de catarros indefensos
desde lo alto de la paramera.
Bufanda de vapor al cuello
y afilado jersey, solíamos cogerlos
con franca habilidad
a la par que esperábamos
el autocar del solsticio.
Así volvíamos al internado,
cada uno con su pasmo,
luciendo tos y un desmedido
nivel de mercurio, y varios bultos de equipaje,
y el orgullo
de los cigarros fumados junto al río
en presencia de las chicas.
Era grato darse al sueño
arrullados por la grava, y despertar desvencijados
en los parajes de anís de enero,
con aquel aliento a horno y saliva,
ajena y verde, aún por madurar.
Después sabríamos
que crecer era otra cosa: descubrir
un año cualquiera
que la humedad del humo de la infancia,
tan agradable, procedía de las fábricas.
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