¿Cuándo fue aquello de salir calvos a la calle, con túnicas de raso y un par de muérdagos en cada mano, buscando un tronco o una rendija cálida como búhos sin presa y sin cobijo? ¿Cuándo aquellos clarinetes reían, llevando los ojos hacia el poniente, que no somos más que vino y cordero? ¿O tal vez ahora es cuando sucede y es ahora el desfile y ahora es martes, aunque parezca ocaso de festivo y la calle simule pasarela que alberga disfraces de alta costura? Yo ya no recuerdo, después de todo, si empezó el mismo día el dolor o si fue algo más tarde; quizá hoy, llena la casa de pechos y dulces. Yo ya no recuerdo -después de todo para qué acordarse de grises días-, qué nos hizo caminar con las ingles punzadas, las miradas decaídas, detrás de esa algarabía que espanta el torpe pasear de las palomas. Yo ya no sé por qué se levantaron muros que venzan el paso del tiempo, si nada ha sucedido y nada ocurre, y todo es demolido mientras Ella Fitzgerald canta un blues en el balcón invisible: make love to me, my darling. -de Poemia-
Veremos qué nos aguarda: si nada, como siempre, o si nada, para variar.
sábado, 8 de noviembre de 2014
Desfila un cauce de lava en blanco, el lento declinar del rayo en la pared, un borde de cereza que rechina como cualquier tarde... y es niebla, compás de mecedora o tormenta, perverso arrullo de fisuras hondas, de barrancos que se forman y perduran por más que el océano intente recuperar, entre ojos o piedras, los palmos perdidos. Similar vaivén una, dos avenidas más arriba, igual roce de color en las cornisas, idéntico balanceo. Seco estruendo el del humo, la vida, quise decir. -de Los Ingenios del Tedio-
Duro cerco el de la migraña. Duro enfrentarlo cuando la mano danza y muestra la jugosa exactitud de la cintura. Dura premonición de lo que al punto será terca escorrentía entre los dedos. Duro a secas, como golpe en hueso. Así las cosas, mejor darse a anochecer, prestarle espalda desnuda a la barriada, y echarse con decoro dulcemente hacia el olvido. Duro cerco. En la calle: la soledad y el viento, y el duro canto de los primeros pájaros. -Quinto Movimiento-